La propaganda o publicidad política consiste en el lanzamiento de una serie de mensajes que busca influir en el sistema de valores del ciudadano y en su conducta. Se articula a partir de un discurso persuasivo que busca la adhesión del otro a sus intereses. Es de carácter monológico y requiere el recurso del anuncio. Su planteamiento consiste en utilizar una información presentada y difundida masivamente con la intención de apoyar una determinada opinión ideológica o política. Aunque el mensaje contenga información verdadera, es posible que sea incompleta, no contrastada y partidista, de forma que no presente un cuadro equilibrado de la opinión en cuestión, que es contemplada siempre en forma asimétrica, subjetiva y emocional. Su uso primario proviene del contexto político, refiriéndose generalmente a los esfuerzos patrocinados por gobiernos o partidos para convencer a las masas; secundariamente se alude a ella como publicidad de empresas privadas.
Historia del término "Propaganda"
Etimológicamente propaganda proviene de propagar, tomada del latín propagare que significa 'perpetuar, acrecentar, extender'. Aunque a veces la palabra propaganda es usada como sinónimo de exageración, falsedad y abuso, la propaganda como tal significa expansión, diseminación, multiplicación rápida.Pero algunos autores dicen que proviene del latín moderno cuyo significado es "para ser divulgado".
La propaganda tiene sus inicios en la curia romana que la utilizaba para difundir el mensaje religioso. Su uso continúa en el periodo de la Contrarreforma donde de nuevo la Iglesia emplea la expresión de propaganda fide con intención pastoral. Cuando el 22 de junio de 1622 el Papa Gregorio XV instituye la Congregación para la Evangelización de los Pueblos, también conocida como propaganda fide, con el fin de propagar el catolicismo en los continentes en vías de colonización.
Esta connotación religiosa desaparece con el uso de la propaganda por parte de los regímenes totalitarios del siglo XX (nazismo, fascismo, estalinismo). A partir de este momento, el término se asocia con el control de la opinión pública mediante medios de comunicación masivos. Posteriormente, la propaganda se vinculará con las estrategias de los partidos políticos y los gobiernos no identificados con las fórmulas de gobierno totalitarias.
En las sociedades capitalistas, el auge de la publicidad comercial y de la propaganda política han sido parejos desde principios del siglo XX hasta la actualidad. Como se sabe, son las grandes empresas y expertos publicitarios los que hoy en día organizan las campañas electorales de los políticos en sus más mínimos detalles
Meta de la propaganda
La meta de la propaganda es aumentar el apoyo (o el rechazo) a una cierta posición, antes que presentarla simplemente en sus pros y sus contras. El objetivo de la propaganda no es hablar de la verdad, sino convencer a la gente: pretende inclinar la opinión general, no informarla. Debido a esto, la información transmitida es a menudo presentada con una alta carga emocional, apelando comúnmente a la afectividad, en especial a sentimientos patrióticos, y apela a argumentos emocionales más que racionales.
En inglés, la palabra "propaganda" tiene connotaciones negativas. No es necesariamente así en otras lenguas, y el uso del término puede llevar a malentendidos con gente de otros idiomas. Por ejemplo, en Brasil y algunos países de habla hispana, especialmente en Sudamérica, "propaganda" usualmente se emplea como sinónimo de publicidad. En realidad la propaganda intenta modificar la voluntad con intención política mientras que la publicidad abarca unos objetivos, tono y estética diferentes.
La propaganda, cuando es utilizada de forma no ética, es en realidad un modo de desinformación y censura y usa la metodología de la retórica para convencer a los destinatarios de la misma. En el sentido político del término se desarrolló fundamentalmente en el siglo XX con la Sociología moderna y la consolidación de la sociedad de masas. El ministro de propaganda de Adolf Hitler, Joseph Goebbels, sociólogo, lo primero que hizo para llegar al poder fue apoderarse de los medios de comunicación de masas para adoctrinar al pueblo con propaganda política. La famosa frase de "Una mentira repetida mil veces se transforma en una verdad" refleja ese modo de proceder.
Características particulares del discurso propagandístico
La propaganda se inserta en el campo de la comunicación, un terreno que engloba diversas áreas de conocimiento que, por su naturaleza, pueden dar lugar a confusión. Por lo que respecta a la frontera entre publicidad comercial y política, la principal diferencia es el tipo de conducta que se propone modificar. En el caso del mercado, se pretende que el consumidor lleve a cabo un acto de consumo, mientras que en el ámbito político, se trata de que se adiera a una ideología o creencia. Asimismo, los teóricos consideran que la publicidad política requiere una mayor complejidad ya que tiene como objetivo alterar los principios organizativos de la sociedad cuyo arraigo los hace muy resistentes al cambio. Otra de las discrepancias es que la publicidad comercial se dirige al individuo, mientras que el público objetivo de la propaganda es el grupo social para identificar al ciudadano con los valores del conjunto. No obstante, en la actualidad la frontera entre ambos términos se vuelve difusa debido a la convergencia de intereses entre las grandes empresas y partidos políticos. Así podemos afirmar que existe una relación conflictiva que remite a la confrontación entre lo privado y lo público en las democracias contemporáneas.
En cuanto al discurso periodístico, la propaganda tiende a esquematizar y simplificar los conceptos en lugar del carácter más argumentativo del periodismo.
En el caso del discurso pedagógico, éste presenta el problema desde diversos puntos de vista que permiten al receptor formarse un criterio propio. En cambio, la propaganda se repliega en un solo punto de vista que tiende hacia el dogmatismo.
Historia de la Propaganda ]
Propaganda estadounidense de la Segunda Guerra Mundial, apremiando a los ciudadanos a aumentar la producción.
La historia de la propaganda se remonta a tiempos de Roma, época de la que data la obra del escritor Tito Livio en la que busca la adhesión a esta ciudad. Esta herramienta vuelve a ser utilizada y a expandirse gracias al impulso de la Iglesia Católica con su departamento de administración pontificia dedicado a controlar las rutas misioneras del Nuevo Mundo.
Sin embargo, no es hasta la Primera Guerra Mundial cuando se institucionaliza la propaganda moderna con métodos científicos. El periodista Walter Lippman y el psicólogo Edward Bernays (sobrino de Sigmund Freud) fueron los responsables de orquestar la primera campaña anti-alemana en Estados Unidos para que el pueblo estadounidense diese su visto bueno a la entrada de este país en la contienda.
El éxito demostró el potencial de esta herramienta como medio de control de la opinión pública, una experiencia que volvieron a poner en práctica los siguientes gobiernos estadounidenses y de la que aprendieron otros países durante la Segunda Guerra Mundial. En esta ocasión, la propaganda se convierte en la principal arma de guerra en el terreno de batalla tanto para la Alemania nazi como para Gran Bretaña.
Propaganda nazi
El padre de la propaganda nazi fue Joseph Goebbels, responsable del Ministerio de Educación Popular y Propaganda, creado por Adolf Hitler a su llegada al poder en 1933. Goebbels había sido el director de la tarea comunicativa del Partido Nazi y el gran arquitecto del ascenso al poder. Una vez en el Gobierno y con las manos libres para monopolizar el aparato mediático estatal, Goebbels prohibió todas las publicaciones y medios de comunicación fuera de su control, y orquestó un sistema de consignas para ser transmitido mediante un poder centralizado del cine, la radio, el teatro, la literatura y la prensa. Era también el encargado de promocionar o hacer públicos los avisos del gobierno.[2]
Usó mucho lo que hoy en día se conoce como el marketing social, ensalsando muchos sentimientos de orgullo, promoviendo muchos odios y en muchas ocasiones mintiendo y convenciendo de cosas muy alejadas de la realidad. Ante la necesidad de un fuerte respaldo económico Goebbles inauguró la ayuda de invierno de 1941, en ella se promovía la colaboración del pueblo y el descuento obligatorio del 10% de los sueldos. La ayuda de invierno fue un éxito y recaudó mucho. En esa temporada los chicos de las Juventudes Hitlerianas salían con huchas en mano a recaudar donaciones. Otra de las singularidades de este evento se observaba en algunos voluntarios como dibujantes rápidos hacían retratos por 2 marcos o más.[3] También tuvo otra técnicas y métodos como el de hace esperar al público alemán por las noticias en tiempos de victoria para crear un fuerte suspenso y hacer que cuando recibieran las buenas nuevas la alegría sea más duradera.
A Goebbels se le atribuye mucho de propaganda moderna, entre ellos sus 11 principios:
- Principio de simplificación y del enemigo único. Adoptar una única idea, un único símbolo. Individualizar al adversario en un único enemigo.
- Principio del método de contagio. Reunir diversos adversarios en una sola categoría o individuo. Los adversarios han de constituirse en suma individualizada.
- Principio de la transposición. Cargar sobre el adversario los propios errores o defectos, respondiendo el ataque con el ataque. "Si no puedes negar las malas noticias, inventa otras que las distraigan.
- Principio de la exageración y desfiguración. Convertir cualquier anécdota, por pequeña que sea, en amenaza grave.
- Principio de la vulgarización. Toda propaganda debe ser popular, adaptando su nivel al menos inteligente de los individuos a los que va dirigida. Cuanto más grande sea la masa a convencer, más pequeño ha de ser el esfuerzo mental a realizar. La capacidad receptiva de las masas es limitada y su comprensión escasa; además, tienen gran facilidad para olvidar.
- Principio de orquestación. La propaganda debe limitarse a un número pequeño de ideas y repetirlas incansablemente, presentarlas una y otra vez desde diferentes perspectivas, pero siempre convergiendo sobre el mismo concepto. Sin fisuras ni dudas. De aquí viene también la famosa frase: «Si una mentira se repite suficientemente, acaba por convertirse en verdad».
- Principio de renovación. Hay que emitir constantemente informaciones y argumentos nuevos a un ritmo tal que, cuando el adversario responda, el público esté ya interesado en otra cosa. Las respuestas del adversario nunca han de poder contrarrestar el nivel creciente de acusaciones.
- Principio de la verosimilitud. Construir argumentos a partir de fuentes diversas, a través de los llamados globos sondas o de informaciones fragmentarias.
- Principio de la silenciación. Acallar las cuestiones sobre las que no se tienen argumentos y disimular las noticias que favorecen el adversario, también contraprogramando con la ayuda de medios de comunicación afines.
- Principio de la transfusión. Por regla general, la propaganda opera siempre a partir de un sustrato preexistente, ya sea una mitología nacional o un complejo de odios y prejuicios tradicionales. Se trata de difundir argumentos que puedan arraigar en actitudes primitivas.
- Principio de la unanimidad. Llegar a convencer a mucha gente de que piensa «como todo el mundo», creando una falsa impresión de unanimidad.
Este mensaje propagandístico nazi se basaba en una lógica simple y directa asentada en tres pilares: anticomunismo, anticapitalismo y antisemitismo. El primer elemento de esta negación de valores consistió en rechazar la organización política de las democracias y de la Unión Soviética, como fórmulas infectadas de corrupción , argumentando que la democracia deriva en comunismo, desorden y pérdida de las tradiciones, frente a la forma propuesta por el fascismo-nazismo basada en priorizar el Estado por encima del individuo, el orden emanado de un líder y la defensa de las tradiciones nacionales. El segundo de los elementos, el anticapitalismo, acusaba al libre mercado de ser el desencadenante del paro y de la crisis económica que hundía a Alemania. Esta retórica se dirigía a la infraclase (el lumpeng), a las capas medias y al pequeño empresario, pese a que en la práctica su política económica consistió en una conjunción entre la nacionalización de empresas y la connivencia con los más grandes capitalistas del sector industrial.
El tercer postulado del aparato mediático nazi fue la afirmación de que la raza aria era superior, una defensa que buscaba en la comunidad judía el chivo expiatorio de la desgracia alemana. En concreto, atacaba a los banqueros judíos como los responsables de admnistrar las reparaciones de guerra impuestas a Alemania tras la Primera Guerra Mundial. Sin embargo, el objetivo real de este discurso era barrer las diferencias grupales entre alemanes y construir una identidad enfrentada al “otro” o "enemigo común" mediante el odio étnico.
Propaganda durante la Guerra Fría
La Guerra Fría (1946-1989) corresponde a un largo tiempo de oposición y tensión entre las dos principales potencias mundiales de la segunda mitad del siglo XX: Estados Unidos y la URSS, que representaban a la forma de gobierno capitalista y comunista, respectivamente. No obstante, los intereses de ambos países evitaron un enfrentamiento directo entre las dos potencias. Por ello, el desarrollo de aquel periodo estuvo marcado específicamente por el combate simbólico y retórico impulsado por los dirigentes de cada uno de los bloques en cuestión. De este modo, la propaganda cobrará un valor especial ya que será la principal arma de guerra para ambos países.
Como ocurriera en otros periodos de guerra, tal y como sucedió durante la II Guerra Mundial, el papel clave de esta publicidad política llevará a los beligerantes a utilizarla de modo sofisticado, lo que dio lugar a una diversificación de la misma en: propaganda negra, propaganda blanca y propaganda gris. Asimismo, el auge de los medios de comunicación de masas hará de esta técnica una herramienta realmente efectiva para la lucha. En ambos casos, tanto en el bando estadounidense como en el comunista, encontraremos ejemplos de la utilización de estos tipos de propaganda.
En el caso de los norteamericanos, la Voz de América, un claro ejemplo de propaganda blanca, operaba como estación oficial de radio del gobierno de los Estados Unidos. Gracias al control de este medio de comunicación, el ejecutivo podía emitir su discurso de manera que llegara al grueso de la población. Más tarde, el abuso de este canal será considerado por algunos críticos como una violación de la soberanía popular. El uso de la propaganda gris lo llevará a cabo especialmente fuera del territorio, sobre todo en la URSS y Europa del Este, donde se emitirán noticias y programas de entretenimiento en los que se insertarán mensajes correspondientes a la ideología estadounidense. Dichos contenidos serán emitidos por dos emisoras controladas por la CIA, Radio Free Europe y Radio Liberty.
Por lo que respecta a los recursos empleados por los soviéticos, estos pusieron en marcha unas estrategias muy similares a las de los estadounidenses. También los ideólogos comunistas hicieron uso de una estación oficial que transmitiera sus discursos oficiales, Radio Moscow. A su vez, utilizaron la propaganda gris en territorio norteamericano a través de las emisoras Radio Peace y Freedom. Pero los soviéticos, en el marco de su sistema estatalista, emplearon también la escuela como medio en el que desplegar su propaganda anti-americana. Se pretendía crear en los niños una mala imagen sobre el modo de vida estadounidense y hacer creer que la URSS era una potencia con muchos más recursos y riqueza.
Desde ambos sectores del conflicto se introdujo la llamada propaganda negra, sobre todo en periodos de crisis. En el caso occidental, el Reino Unido creó el Information Research Department, un departamento dependiente de la Oficina de Extranjería creado para contrarrestar la propaganda rusa.
Propaganda en los conflictos modernos
A la fecha el fenómeno de la propaganda se ha diversificado y tecnificado en un alto grado, al mismo tiempo que los medios de comunicación también se desarrollan. Después del 11-S el gobierno de George Walker Bush inició lo que denomina Guerra contra el terrorismo, comprendida como una Guerra de cuarta generación, donde se hizo uso de los medios masivos, especialmente de los medios televisivos; sin excluir la internet. La política de Bush se ha centrado en propagar el supuesto Choque de civilizaciones y la supuesta maldad intrínseca de lo que denomina Eje del mal y bajo dicha propaganda promovió y logró el respaldo popular necesario para invadir Iraq con el argumento de que Saddam Husein poseía armas de destrucción masiva y que apoyaba a la red Al Qaida Posteriormente, ante la ausencia de pruebas que sustentasen tales afirmaciones, el gobierno de Bush cambió drásticamente de argumentaciones.
Recientemente Bush, en relación a Irán ha usado la denominación de fascismo islámico[6] [7] en una retórica tendiente a justificar un ataque contra Irán.
Debido al perfeccionamiento de las técnicas de propaganda, resulta difícil distinguir lo que es información de lo que es propaganda en el conflicto actual. Si bien los aliados de Bush cuentan con la capacidad de difundir su retórica por medios masivos globales en forma muy extensa, los grupos que son atacados mediáticamente y los que se oponen a las guerras se valen de los medios alternativos y de la internet principalmente, logrando supuestamente influir en la opinión del pueblo de EE.UU. y Europa Aunque técnicamente no sería propaganda lo que realizan los medios alternativos ya que la Internet no permite la difusión masiva y altamente emocional de un mensaje político, propagación que sí se puede realizar a través de la televisión, ello porque la tecnología de la internet aún no está desarrollada y masificada globalmente. Por otra parte, la estrategia de los medios alternativos es distinta, ya que se centran en ofrecer información detallada -que no se publica en los grandes medios- y la participación horizontal del expectador al poder publicar su opinión junto con la información alternativa, situación que contradice los principios de la propaganda.
Lo subliminal
Numerosas veces se ha afirmado que la industria y los políticos emplean la llamada “seducción subliminal” como técnica de publicidad y propaganda. Sin embargo, la noción de los “mensajes subliminales” es considerada por los expertos e investigadores de la comunicación como nada más que un mito. Ver:
1. Acepción de “subliminal” en el Skeptics Dictionary (Diccionario Escéptico): http://www.skepdic.com/subliminal.html
2. Moore, Timothy (1996). Scientific consensus and expert testimony: lessons from the Judas Priest trial. Skeptical Inquirer, noviembre-diciembre 1996. Disponible en http://www.csicop.org/si/9611/judas_priest.html
3. Moore, Timothy (1992). Subliminal perception: facts and fallacies. Skeptical Inquirer, Primavera de 1992. Disponible en http://www.csicop.org/si/9204/subliminal-perception.html
4. Pratkanis, Anthony (1992). The cargo-cult science of subliminal persuasion. Skeptical Inquirer, Primavera de 1992. Disponible en http://www.csicop.org/si/9204/subliminal-persuasion.html
5. Rozenbaum, Sami (2002, diciembre). El gran poder de la sugestión subliminal. Lúcido N° 7, pp. 4-5. Disponible en http://arev.files.wordpress.com/2008/02/lucido07.pdf
La industria publicitaria considera los “mensajes ocultos” como mera ficción (noticia en inglés de CNN):http://archives.cnn.com/2000/ALLPOLITICS/stories/09/13/subliminal.advertising.ap/index.html